Palacio de Potala

El Potala o templo de Lhasa es la máxima expresión de la arquitectura tibetana y residencia de los Dalái Lama desde que Lozang Gyatso lo fundara en el siglo XVII (año 1648) en Lhasa la capital del Tíbet.
El monumento se sitúa sobre la montaña llamada Hongshan, a una altura de 3.650 metros sobre el nivel del mar. Abarca un área de 410.000 metros cuadrados y tiene una superficie edificada de 130.000 metros cuadrados.
Fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994, esta declaración fue ampliada en los años 2000 y 2001, para abarcar a los monumentos vecinos el Palacio Norbulingka y el Templo de Jokhang.


El Palacio BlancoEl Palacio Blanco o Potrang Karpo constituye la residencia del Dalái Lama. Comenzó a construirse durante el gobierno del Quinto Dalái Lama, trasladándose aquí con su gobierno 1649.[6] A comienzos del siglo XX alcanzó sus dimensiones actuales gracias a la reforma efectuada por el decimotercer Dalái Lama. El palacio siempre tuvo usos seculares, conteniendo habitaciones, oficinas, un seminario y una casa de imprenta. Un patio central conocido como Deyangshar separa las habitaciones del Dalái Lama y de sus monjes del Palacio Rojo, la parte del Potala dedicada completamente al estudio y la oración. Este contiene la stupa dorada del octavo Dalái Lama, la sala de asambleas monacal, numerosas capillas y santuarios, y bibliotecas con importantes escritos budistas, como la Kangyur, con 108 volúmenes, o la Tengyur, con 225. El edificio amarillo al lado del Palacio Blanco alberga las grandes banderas con símbolos sagrados que se cuelgan en la fachada meridional durante los festivales de Año Nuevo


Situado en la Montaña Hongshan en Lhasa, capital de la Región Autónoma del Tibet, el Palacio Potala se encuentra a 3.700 m sobre el nivel del mar. Se dice que con motivo de la llegada de la princesa Wen Cheng, de la familia imperial Tang, el rey tibetano Sontsan Gampo mandó construir este magnífico palacio de mil salas y pabellones en el año 631. Ocupa un área de 410.000 metros cuadrados y tiene una superficie edificada de 130.000 metros cuadrados. Se trata de la quinta esencia de la antigua arquitectura tibetana.
La parte principal tiene 13 pisos, y se extiende desde el pie de la colina hasta la cumbre de ésta. Comprende el Palacio Blanco, en la parte oriental, que servía como sala de estudio y dormitorio del Dalai Lama; el Palacio Rojo, en la parte central, destinado a la lectura de sutras búdicos, y un salón para los stupa en que se conservan los restos mortales de los Dalai Lamas de diversas épocas.


Al oeste, se hallan los dormitorios de color blanco destinados a los bonzos de confianza que servían al Dalai. Delante del Palacio Rojo, hay un muro blanco donde en días festivos se exhibe el gran retrato de Buda.


Lugar sagrado de los budistas tibetanos, numerosos peregrinos y turistas acuden allí todos los años. La visita se inicia al pie de la colina, donde hay una estela sin inscripciones. Se asciende por escalinatas zigzagueantes y cubiertas de piedra hasta llegar a la Puerta del Este, donde aparecen las efigies de los cuatro dioses guardianes.
Cinco de los palacios tienen tejados de cobre y están pintados de oro. Su diseño y construcción toman en cuenta la luz solar de la meseta, y en sus fundamentos anchos y sólidos hay túneles y ventosas. Cada sala o alcoba tiene una claraboya para la iluminación y ventilación. Las columnas y vigas del palacio están esculpidas, y las paredes poseen murales multicolores. Desde tiempos remotos los tibetanos suelen pintar piezas de madera y cerámica. Los murales en el Palacio Potala suman un total de 2.500 metros cuadrados.


El Palacio Potala conserva muchas piezas de hierro, cobre, oro y plata, entre ellas armas y corazas del Reino de Tubo. Pero también hay utensilios litúrgicos, pieles y cuero, textiles y papel, así como libros de oro, sellos, piezas de porcelana, esmeraldas y recipientes de jade esculpidos que los emperadores del gobierno nacional regalaron al Dalai Lama.


En 1961, el Palacio Potala se incluyó entre las reliquias bajo protección estatal prioritaria. El palacio fue restaurado en 1989 con fondos asignados por el Gobierno Central. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.


Hace unos días presentábamos en líneas generales al Palacio de Potala, antigua residencia de los Dalai Lama del Tibet, actualmente bajo administración china.


Quienes se llegan hasta Lhasa para visitarlo llevan muchas motivaciones. Hay quienes se acercan por motivos religiosos, por curiosidad, para marcar un destino “exótico” más, etc.


Como ya les contamos algunos datos sobre el Palacio de Potala, hoy dejamos aquí algunos consejos para que cada uno pueda aprovechar la visita:


Llegar temprano. Recordemos que sólo pueden acceder al complejo del Palacio de Potala, 1.000 personas por día.
Se puede llegar a Lhasa por tren : Desde Beijing son 48 horas de viaje (4.64 kilómetros): 35 euros en asiento común, 95 euros en litera baja y 130 euros en litera alta. Hay servicio de tren desde Shanghai y desde Guangzhou.
También se puede llegar en avión al aeropuerto de Lhasa, a unos 60 kilómetros de la ciudad. El trayecto se cubre en 1 hora (y un poquito mas) de autobús (20 yuans, aproximadamente 2 euros)
Para moverse por Lhasa hay taxis (habrá que regatear un poco), bici-rickshaws y minibuses. La tarifa para un recorrido largo puede llegar a los 2 euros como máximo.
Practica kora. Es un tipo de meditación que se realiza caminando en círculos (en el sentido de las agujas del reloj) alrededor de las estupas.
Bebe té y come thukpa en alguna de las muchas teterías cercanas al Jokhang.
El Barkhor es la calle comercial donde encontrarás todo lo imaginable. Pero si quieres comprar artesanía local, te recomendamos que recorrar las calles laterales y posteriores. Allí están los talleres donde los artesanos trabajan a la vista.
Si te ofrecen pöcha, piénsatelo. Es un té de manteca (sí): una mezcla de té negro bastante fuerte con manteca de la zona (con un fuerte gusto a queso… oloroso). Es la bebida tradicional.
Chang es la variedad local de cerveza. Está hecha a base de cebada, pero es mas suave al paladar. Pero muy peligrosa… muy suave pero cae fatal a los estómagos occidentales. Cuidado.
Muestra respeto. La comunidad tibetana es muy amable con el viajero, pero muy sensible debido a una larga historia de tensión política con China.
Dentro de los templos, no debes estar con la cabeza cubierta, ni con pantalones cortos o sin mangas.
No fotografíes sin pedir permiso. Por lo general, los monjes aceptan una pequeña donación a cambio de dejar fotografiar los templos por dentro (unos 2 euros será suficiente).
 Volvemos a China, y esta vez para mostraros uno de los edificios más bellos e increíbles del gigante asiático, el Palacio de Potala, en Lasha ( Tibet ). Fue construido en el siglo XVII y ha sido la residencia oficial de los Dalai Lama, así como el máximo exponente de la arquitectura tibetana.
La finalidad de tal mastodóntico conjunto arquitectónico es la de mostrar el poder sagrado y terrenal del budismo tibetano, a tal punto que cuando Lozang Gyatso ( Quinto Dalai Lama ) falleció su cuerpo fue ocultado durante 15 años a fin de que no se conociese la noticia y evitar así una posible revolución en el Tibet que aprovechase la sucesión entre Lamas y dañase la construcción.
El Palacio de Potala se encuentra a 3700 de altura, situado en la colina Hongshan, en Lasha, y en sus trece pisos de altura abarca una superficie de 410.000 metros cuadrados, los cuales a su vez se conforman de 1000 salas y pabellones adornados en cobre, oro y piedras preciosas, que salvaguardan uno de los mayores tesoros del mundo ( por valor material e inmaterial ).
La parte principal se extiende desde el pie de la colina hasta la cumbre de ésta. Comprende elPalacio Blanco, en la parte oriental, que servía como sala de estudio y dormitorio del Dalai Lama; el Palacio Rojo, en la parte central, destinado a la lectura de sutras búdicos, y un salón para los stupa en que se conservan los restos mortales de los Dalai Lamas de diversas épocas.
Al oeste, se hallan los dormitorios de color blanco destinados a los bonzos de confianza que servían al Dalai. Delante del Palacio Rojo, hay un muro blanco donde en días festivos se exhibe el gran retrato de Buda.
Se trata del mayor reclamo turístico de la región del Tibet, donde anualmente acuden miles de turistas provenientes de todo el mundo. Así mismo también está considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

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